Impresoras 3D y cerebro humano
Cuando el doctor Eyal Kimchi tuvo por primera vez un cerebro entre sus manos, se asombró de lo frágil que parecía. Pero cuando sostuvo un cerebro impreso en 3D, sin la necesidad de usar guantes para protegerse de los compuestos químicos que se usan para preservar el órgano, la sensación fue otra: se maravilló al poder recorrer el contorno con sus dedos y darse cuenta de lo difícil que era deslizarlos por el relieve.
El investigador, junto a un grupo de colegas de la Escuela de Medicina de Harvard y el Hospital General de Massachusetts, en Estados Unidos, desarrolló un procedimiento de bajo costo para imprimir modelos de cerebros y cráneos en 3D, el cual se publicó en agosto pasado en la revista PLOS One. El método podría mejorar la planeación de neurocirugías y la educación del paciente. “Ya hay varios hospitales que utilizan esta tecnología”, señaló Kimchi.
Las técnicas de neuroimágenes, como la resonancia magnética y las tomografías computadas, ofrecen información en formato 2D, pero no permiten apreciar los relieves del cerebro (circonvoluciones) o las curvas del cráneo. Contar con un prototipo que permita la interacción física con esas partes ayudaría, por ejemplo, a la planeación de implantes de electrodos intracraneales en casos de epilepsia. O podría mejorar la comunicación entre el médico y el paciente, a la hora de explicar algún procedimiento.
“Para muchas personas de nuestro laboratorio, el cerebro (impreso en 3D) es mucho más pequeño de lo que se percibe en un monitor de computadora”, aclaró el también líder del Delirium Lab en el Hospital de Massachusetts. “Es sorprendente”.